12/4/10


Hace algunos años, en las olimpiadas para personas con discapacidad desarrollada en Seattle, también llamada Olimpiadas Especiales, nueve participantes, todos con deficiencia mental, se alinearon para la salida de la carrera de los cien metros llanos.

A la señal, todos partieron, no exactamente disparados, pero con deseos de dar lo mejor de si, para terminar la carrera y ganar el premio.

Todos, excepto un muchacho, que tropezó en el piso, cayó y rodando comenzó a llorar...

Los otros ocho escucharon el llanto, disminuyeron el paso y miraron hacia atrás.

Vieron al muchacho en el suelo, se detuvieron y regresaron... ¡Todos!

Una de las muchachas, con síndrome de Down, se arrodilló, le dio un beso y le dijo: "Listo, ahora vas a ganar".... Y todos, los nueve competidores entrelazaron los brazos y caminaron juntos hasta la línea de llegada.

El estadio entero se puso de pie y los aplausos duraron largos minutos, y las personas emocionadas hasta las lagrimas que estaban allí aquél día, repiten y repiten esa historia hasta hoy. Que deja un maravilloso mensaje. ¿Por qué? ...

Porque aunque muchos desean (y en parte lo han logrado) instalar la idea de que lo único que importa en esta vida es ganar, debiéramos entender que mucho más importante que ganar, es ayudar a los demás a vencer, aunque ello signifique disminuir nuestro paso y cambiar por momentos el rumbo.

Porque el verdadero sentido de esta vida debe ser que

TODOS JUNTOS GANEMOS, No cada uno de nosotros en forma individual.

Sin dejar de lado nuestros objetivos personales, debemos ser capaces de disminuir el paso para ver mejor al resto de ésta sociedad de la cual formamos parte y detenernos las veces que sea necesario, para ayudar a alguien que tropezó y necesita de nuestra ayuda para continuar.

Nos hace falta disminuir el paso, y cambiar el “yo hago la mía” por el “entre todos”, para que esto no sea un proyecto individual, donde gana uno, sino colectivo para que ganemos todos. Juntos y unidos unos con otros y no uno contra otros, con un alimento, un abrigo, un juguete, una caricia, podemos ayudar a muchas familias a vencer el hambre y el frío, y dibujar una sonrisa en el rostro de niños acostumbrados al llanto y la tristeza, que tiene que ver con sus presentes cargados de miseria y mil y una necesidades.- Abriendo nuestros corazones y extendiendo nuestras manos solidarias podemos producir el cambio.- Jorge Gonzalez.-



"No me interesa tu nombre ni tu raza.... No me interesa....Te miro a vos. Miro al hombre....Y siento una gran tristeza".-

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